En el margen literario

Un proyecto de escritura y de docencia.


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Mudas nuevas

En la goma de sus calzoncillos se notaba que iba de estreno. Cada vez que salimos con la ambulancia y atendemos a un atropellado recuerdo a mi abuela: “Lleva siempre mudas nuevas porque nunca sabes cuándo vas a acabar en el hospital”. Repetía que no llamáramos a nadie y escondía la mano bajo el muslo. Me agaché para atenderlo y ya solo recuerdo que caí al suelo ensangrentado y su imagen huyendo de espaldas. Pude apreciar la alarma antirrobos en sus calzoncillos y su cartera con un fajo de billetes, sin la foto de su abuela. Recordé que al trabajo siempre llevo calzoncillos viejos.

#Microrrelato


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Propósito de abandono poético

El poema que él nunca terminó lo dejó a medias el último día del año. Se propuso dejar de fumar, apuntarse al gimnasio y dejar de beber. Nunca lo volví a ver. Supongo que la sobriedad lo mató. Siempre decía que la inspiración olía a tabaco y a vino barato, y que los poemas buenos solo se escriben con resaca. A veces pienso que, si hubiera seguido bebiendo, al menos habría terminado el maldito verso. En cambio, eligió salvarse. Y ya se sabe: nadie escribe nada decente después de salvarse.

#Microrrelato


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Óstraka


Cuando encienda el volcán, según el oráculo, será el momento de partir: huir no debe cambiarnos el destino, solo aplazarlo. He sido condenado al ostracismo, dicen que mi palabra enciende lo que toca. Estoy al pie del monte mientras la ciudad duerme y el mar brilla como una salida tramposa. No sé qué camino elegir. A mi lado, ella apenas respira; me sigue sin fuerzas, sin preguntas. Quizás fueron las ruinas que dejé atrás. Por eso no temo al fuego, sino a las cenizas. Si el destino lo quiere, seremos jarrón, recuerdo, figura inmóvil entre la lava. Es hora de que tiemble el suelo.

#Microrrelato